“YO NO SOY HOMOFÓBICO, PERO…”

HOMOFOBIA
En los últimos meses, tanto las organizaciones conservadoras como las iglesias han repetido hasta el cansancio que no son homofóbicos, pero es evidente que su mayor miedo es que haya más personas LGBTI en el mundo.

Por: Ricardo Baruch

Plumaje – Blog Invitado

Pero, según ellos, eso no es homofobia…

Cualquier cosa que venga después de estas frases es de lamentarse: “Yo no soy racista, pero es que los indígenas son muy necios”, “Yo no soy machista, pero a las viejas les encanta que las maltrates”, “Yo no soy clasista, pero los pobres son pobres porque quieren” … ¿Les suena familiar?

En los últimos meses, tanto las organizaciones conservadoras como las iglesias han repetido hasta el cansancio que no son homofóbicos. Dicen que no están en contra de los homosexuales sino del matrimonio entre ellos y de la imposición de la ideología de género. Curiosamente, al mismo tiempo, en el Semanario Desde la Fe de la Arquidiócesis se publican artículos sobre “Cómo curar la homosexualidad”, y organizaciones de la derecha como Dilo Bien publican una caricatura de zombis gays que vienen por ti y tú familia

El “estilo de vida homosexual”, la “atracción por personas del mismo sexo”, la “disforia de género” son sólo algunos términos usados una y otra vez para evitar referirse a la orientación sexual y a la identidad de género que son los términos adecuados y reconocidos por documentos internacionales de la ONU y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tales como el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo y el Reporte sobre violencia hacia personas LGBTI en las Américas, respectivamente. Pero según ellos, eso no es homofobia.

Dicen que no están en contra de los homosexuales,

pero es evidente que el mayor miedo

de los conservadores es que haya

más personas LGBTI en el mundo.

El rechazo a la adopción y la homo/lesboparentalidad es que los hijos de estas parejas salgan gays; el siguiente miedo que tienen es que los niños de ‘familias normales’ se hagan gays a través de la educación sexual en las escuelas. Obviamente, no se dan cuenta que la vasta mayoría de los millones de personas LGBTI que habitan hoy el planeta tierra tienen padres heterosexuales. Pero, según ellos, eso no es homofobia.

Foto: Internet.

Según ellos, esto tampoco es homofobia

Ser una persona trans (travesti, transgénero, transexual) en cualquier país de América Latina es sumamente complicado. La discriminación, la violencia y los problemas de salud provocan que la vida de hombres y mujeres trans tengan que pasar por un sinnúmero de retos sociales, legales y administrativos para que sus derechos les sean reconocidos. Sin embargo, el Frente Nacional por la Familia cree que es cosa de risa decir “soy niña pero en la escuela me quieren enseñar a ser niño” o “fui al registro civil y me cambié de sexo”, como lo mostraron en sus memes que se hicieron virales. Además de ignorancia, muestran un total rechazo al reconocimiento de la dignidad de las personas que viven en un cuerpo que no es el que desean y que, en nada, NADA, les afectará a ellos y a sus familias. Pero según ellos, eso no es homofobia.

Los obispos y los líderes de las organizaciones conservadoras dicen que, si las personas LGBTI no se descaran y se quedan a hacer sus cosas en sus hogares, no hay problema. Sin embargo, no pierden oportunidad para decir que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo no sólo son inútiles –por la incapacidad de producir un embarazo– sino que, además, son peligrosas porque sólo el pene y la vagina son compatibles, ¡nada de andar involucrando otras partes del cuerpo!

Tampoco se quedan callados para repetir el viejo mito de que ser homosexual es igual a tener sida y que todas las infecciones de transmisión sexual son un castigo para sus perversiones y anormalidades. Pero, según ellos, eso no es homofobia.

Además de negar su intolerancia, ahora se dicen perseguidos por el gobierno y por el ‘lobby gay’ que restringen su libertad de expresión. Se sienten como los nuevos mártires cristeros que fueron oprimidos hace casi 90 años, cuando justamente, la Iglesia Católica se oponía a la educación pública, ya que preferían que el pueblo fuera analfabeta antes de perder el monopolio de la enseñanza. Los del Frente Nacional por la Familia hasta han aprovechado para arremeter contra la educación sexual, el aborto y el divorcio…

Foto: Internet.
 

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